UNO. Nunca te vayas sin decir "Te quiero".

Hace poco, hubo una vez una pareja de jovenes a los cuales el destino los unio de una manera algo extraña. La muchacha, llamada Abril, tenia ojos tan azules como el agua de el mar, y un sedoso cabello castaño, tan largo que jamas terminaba de cepillarlo. El muchacho, llamado Daniel, era una persona timida, un joven muy guapo, alto y de ojos color miel en los que te perdias con solo mirarlo.
Estos se conocieron en la feria de las luces, un dia de diciembre en el barrio bohemio de la bella Argentina. Los dos rondeaban solos, cada quien por su camino, viendo las luces de colores, los carruseles y la gente tan peculiar que se encontraba ahi. Malavaristas, cirqueros, gente en zancos, magos, de todo un poco en la feria de las luces.
Abril se encontraba viendo como los niños jugaban a los juegos en los que te ganabas muñecos de peluche y cosas asi, cuando derrepente, Daniel la vio. Fue como si su corazon se hubiera parado, como si el tiempo hubiera hecho algo para detenerse, y solamente enfocarse en ella. La niña mas hermosa que habia visto en toda su existencia.
Claramente, tenia que llegar a hablarle, de una u otra forma. Agarro una rosa roja de un arbusto, y se fue acercando poco a poco hasta donde ella se encontraba.
"No juegas? Esta divertido." dijo Daniel en voz nerviosa.
"Jaja no, tengo mala suerte en ese tipo de cosas".
"No te creo, una niña tan linda como tu?". Abril respondio con una risita risue;a.
"Una flor linda para una niña aun mas linda", dijo Daniel dandole la flor. Ella se sonrojo, y mostro una sonrisa traviesa.
"Soy Abril." dijo en voz baja. "Daniel, mucho gusto." y le dio un beso en la mano.
Y asi empieza una historia. Una historia de ternura, de misterio, de amor, y sobre todo, de tener fe.