Llamadas anonimas.

Eran eso de las tres de la madrugada.
Estaba dormido, y en eso suena el agudo sonido del telefono de la casa.
No es justo. Estupida gente que llama a estas horas de la madrugada.
-Hola? Hay alguien ahi?- me pregunto una vocesita que apenas se oía al otro lado del auricular.
-Que se te ofrece? 
-Porfavor, no me cuelgues! Estoy sola y necesito hablar con alguien. No hay muchos con quienes hablar a esta hora.
Iba a colgarle, pero me dio curiosidad.
-Esta bien. Y como conseguiste mi numero?
-Lo teclee al asar. Ya sabes, alguien sin que hacer a estas horas no es nada divertido.
-Me imagino.
La platica siguio y siguio. Media hora, una hora, dos, tres. Nunca me dijo su nombre.
-Aún no tienes sueño?- Le dije.
- Nah, la noche es joven y bella. Me encanta ver las estrellas en la ventana de mi cuarto. Alguna vez has visto a la luna resplandecer a eso de las 4? O el amanecer? Son las cosas mas bonitas de las que nos perdemos todos los dias. 
- Tienes un buen punto. Y.. en donde estas?
- Como que en donde estoy? - Se rio con la risita mas bonita que habia escuchado en toda mi vida.
- La verdad? No se. A veces, estoy debajo de los puentes de la ciudad escuchando como pasan los carros. A veces, estoy recostada debajo de los arboles en algun parque de Nueva York. A veces solo estoy aqui, en mi cama. 
Ya eran las 7am.
-Tengo que irme.- Me susurro.
-Pero bonita, dime tu nombre antes de que te vayas.
-No quiero.
-Porque? 
-Quiero dejar esta llamada como el mejor encuentro que pudieron haber tenido dos extraños alguna vez. El como marcando al asar escuche a una de las personas mas interesantes que he conocido. Si alguna vez, algun dia nos volvemos a topar, sin saber nuestros nombres, sin saber quienes somos ni nada, ya sera fuerza del destino. 
- Pero, bonita...
Y en eso, tropeze, y arranque el cable del telefono.
Me senti un imbecil. Me le quede viendo al telefono, y finalmente pude asimilarlo.
La habia perdido, y no iba a poder verla jamas.