4.25.2011

Te regalo mi sonrisa.

Yo estaba cerca de cumplir los 21 cuando mis padres decidieron que sería mejor mudarnos de la ciudad en donde crecí. Ya sabes, por la inseguridad y todo ese tipo de cosas. Se me hizo algo sumamente estúpido. Digo, en todos lados esta igual no? Pero bueno, no tenía el dinero suficiente para comprarme un departamento pequeño o irme de vaga por el mundo, así que acepté.
Mis padres son algo conservadores. Les gustan los pueblos pequeños, la tranquilidad de poder oir a al viento silvar mientras las hojas de los arboles bailan al ritmo de la brisa, en donde a media noche puedes irte caminando en un callejon y no te pasa absolutamente nada. Eso era lo que querían mas que nada, y fue exactamente lo que buscaban. Tras viajar tres días en la camioneta de mi madre, llegamos a un pequeño pueblo, no recuerdo su nombre, en donde claro, podías ver todos los caprichos de mis padres al apenas entrar. 
Jardines verdes hermosísimos, casas de muchos colores, era como un cuento de esos antiguos en donde el lugar es super simple, mas tiene un no se que, saben como? 
Llegamos y yo me sentía.. tranquila. Finalmente, llegé a estar lejos de todos los problemas, de todo lo que me rodeaba. Debo decir que sí, extrañe a mis amigos, y me dolía el hecho de que yo los dejé a ellos y a mí familia que seguía viviendo en la ciudad, mas me duró muy poco, realmente.
Extrañamente me encariñe mucho ahí. Entre a la escuela una semana después de haber llegado, y realmente estaba muy emocionada por entrar. Digo, el lugar era lindo, me imagino que la gente sería igual.
Algo muy extraño paso cuando llegue a la escuela. La gente sí, me saludaba, pero noté algo muy peculiar que tenían todas las personas de ahí, no tenían boca. Sí, asi como lo oyen! Yo sonreía, y solamente podía ver la expresión que hacían en sus ojos.  Esta raro no? Me asusté un poco, pense que mi mente estaba jugando conmigo, pero no.
Al llegar a casa, mis padres me contaron que en pueblo, por alguna extraña razon, nadie tenía bocas. Se me hizo algo curioso. Yo sería infeliz si no tuviera boca, como muestras alegría, enojo, tristeza?
No entiendo.
Me hize amiga de un muchacho de mi escuela. No era la persona mas guapa que tu digas wow pero, sí era lindo. Nos comunicabamos por señas, era divertido. Un día común, yo ví que estaba muy triste. No triste de que dijeras ah, al rato se le pasa, si no del tristeza que no se quita. La tristeza que hace que las lagrimas duelan, que el alma duela, que el alma se desvanezca. De ese tipo de tristeza.
Escuche por ahí que su padre había muerto. Iba en camino de regreso para el pueblo, y estaba lloviendo. Su carro resvalo y se estrelló contra un árbol.
Mi pobre amigo, estaba devastado. Yo quería hacerlo reir, pero no podía. Solamente veía de sus ojos brotar lagrimas, y yo ya no sabía que hacer.
A las afueras del pueblo, había una carpa enorme en la cual trabajaba una compañia cirquera. En esa compañia trabajaba una hechicera que podía hacer lo que fuera, literalmente. Fui con ella, para contarle lo de mi amigo. Le pregunté que creía que podría hacer por mi amigo, y me mostró algo que podría hacer, y sí. Lo hize. Me quite mi sonrisa, para regalarsela a el.
Al día siguiente, en la escuela, yo tenía cubierta la cara con un tipo de mascada rosa con blanco, para que se distinguiera. Le dije que quería hablar con el.
Salimos a la terraza, el clima estaba lindo. Algo caluroso, pero lindo. Saqué de mi bolsillo una cajita forrada de papel color vino, y un liston blanco. Se la pusé en su mano. Le dije que era un regalo de mi para el, que era algo que esperaba y apreciara por siempre.
Lo abrío, y lágrimas calleron de sus ojos. Estaba ahí, mi sonrisa. A un lado de ella, venía una frase que creo que para el momento, era la perfecta.
Si no tienes una sonrisa para ti mismo, te regalo una mia. 

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