Digo, no, no fue el día catastrofico que tu digas madres, que día tan feo. Nah, no tanto.
De esos días en los que te sientes cansado por haberte desvelado la noche pasada.
En donde te sientes tan inservible como la manejilla del reloj que no funciona, que si se descompone aunque sea unos segundos puede afectar tu horario entero al instante. En donde te sientes tan invisible como la hormiga que va cruzando el cesped del patio de tu escuela. En donde el jazz de Adele es lo único que te calma. En donde con solo la parte instrumental de una canción llena de recuerdo te saca una lágrima.
Hoy fue de esos días en donde te equivocas hasta en donde no, que, a pesar de que las risas no pararon, que vi gente con la que no hablaba tan seguido y me la pase muy bien a final de cuentas llego a mi casa, estoy sola. Y mi único escondite es escuchar música de jazz.
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